Cuenta la leyenda que una noche de 1860, hubo una gran tormenta y bajó una cantidad considerable de agua por la riera de San Jerónimo (Rambla Sant Joan), al llegar a la masía de Can Cabanyes el camino hace una pequeña curva y ahí fue donde los habitantes de la casa hicieron el descubrimiento el día después de la tormenta.
En un recodo que había a
la entrada de la propiedad, descubrieron una imagen del Jesús Crucificado
cubierto de arena, nadie sabía de donde había venido, quizás del convento de
San Jerónimo de la Murtra
después de padecer un incendio.
“Els masovers” pidieron permiso a los dueños de la casa y
levantaron una modesta capillita en la que guardaron la imagen, la que despertó
mucha devoción entre los vecinos.
En el año 1936
destruyeron imagen y capilla, como muchas otras cosas que desaparecen en tiempo
de guerra, pero una persona recogió los restos y los guardó hasta que acabo la
lucha y los llevó a un artífice de la calle del Mar que la restauró y fue
colocado en el mismo lugar, donde hoy día aún la podemos ver.
Después de las reformas hecha en la masía, la capilla queda fuera, en medio de la acera. como si no tuviera nada que ver con la casa.