Cuando era niña recuerdo
que al comenzar el mes de junio ya empezaban a oírse los petardos, era el aviso
que se acercaba San Juan y había que ir recogiendo maderas para montar la
hoguera, la de guarrerías que cogíamos para montarla y no nos pasaba nada,
llegábamos a casa con las manos negras.
1951 Carrer Sant Rafael |
Entonces había mucho
campo, o solares vacíos donde poder hacerla, cada barrio o casi cada calle
tenía la suya. Los vecinos aprovechaban para sacar los muebles viejos o todo
aquello que querían tirar.
La de mi barrio solía ser
bastante grande, la montábamos donde ahora está el parque del Gran Sol, era un
solar vacío, arriba del todo como si
fuera la estrella en un árbol de navidad,
hacíamos un muñeco con trapos viejos.
Cuando faltaban dos o tres
días para la verbena, a veces nos encontrábamos que algunos niños de otras
calles, habían venido y nos habían quitado madera con lo que la hoguera era
más pequeña, y allí iban los más peleones a recuperarlas.
La noche de San Juan
salíamos todos a ver como se quemaba, y mientras los pequeños tiraban petardos,
los mayores compartían coca y champán que cada uno había traído de su casa y que casi siempre era casera.
Era el solsticio de
verano, la noche de brujas, cada cual tenia su ritual para eliminar lo malo,
saltando la hoguera, quemando deseos en un papel, etc.
carrer Santa Anna |
Con el tiempo se fueron
asfaltando y llenando de coches las calles, ya no hubo solares vacíos para hacer hogueras,
empezó a ser peligroso encender fuego, se fue perdiendo la tradición de hacer
verbenas vecinales, ahora son privadas y más caras, los vecinos no nos conocemos.
Me
gustaría hacer una verbena con esos vecinos que veo a diario, pero no conozco.
Una bonita entrada y lo has descrito muy bien, a mi tambien me gustaria sentir la emoción de una de aquellas noches magicas de San Juan. :) PD.Saludos de una Badalonesa.
ResponderEliminarsaludos ;-)
EliminarSi, que recuerdos. En mi calle ya teníamos la lección aprendida, recogíamos las maderas el ultimo día, sino los de las calles vecinas nos las robaban todas.
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